Analizándose
Fortaleza interior y emuná
La Fe
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Fe en que Hashem dirige el mundo

En esta tercera etapa nos ocuparemos de como Hashem dirige el mundo. Los sefarim hakedoshim dicen que hubo algunos equivocados que pensaban que aunque Hashem creó Su mundo, posteriormente entregó su dirección a las estrellas y constelaciones, y que Él, lo abandonó por completo sin quedar ningún tipo de relación entre ellos, jas veshalom. La avodá de la persona es aceptar en su mente y sentir en su corazón que Hashem no ha abandonado Su mundo ni por un solo instante, y que nunca lo hará. Todo creyente sabe bien esto, pero su avodá es asegurarse de que este conocimiento esté arraigado en cada fibra de su corazón, de manera de sentirlo en cada paso de su vida. Mediante este conocimiento, se fortalecerá su unión con el Creador.

Ahora explicaremos, con la ayuda de D-s, sobre como Hashem dirige el mundo. Generalmente, los acontecimientos de la persona están divididos en dos grupos; algunas cosas son consideradas por el hombre menores y otras, mayores.

Por ejemplo: comprar una casa, casarse, y otros por el estilo, los vemos como acontecimientos mayores. No cambiamos nuestra casa todos los días, y por supuesto tampoco cambiamos fácilmente de esposa, jas veshalom.
En estos casos, y similares, muchas personas creyentes sienten la Providencia Divina y que necesitan Su ayuda, recurriendo a diferentes tefilot (oraciones) compuestas por los grandes rabinos, buscan segulot (métodos sobrenaturales), y tratan de sumar méritos.
Pero cuando de la vida diaria se trata, en los acontecimientos pequeños que ocurren diariamente, la naturaleza de la persona lo lleva olvidar la verdad, que así como el matrimonio depende de Hashem, también solo Él guía cada pequeño detalle de nuestras vidas, incluso el más pequeño e insignificante como por ejemplo, cuando la persona entra a una tienda a comprar una pequeña cinta grabada, verifica los distintos tipos, compara precios, calidades, y revisa una y otra vez, y por último compra, ¿piensa entonces que necesita la ayuda de Hashem, como lo recuerda al contraer matrimonio?, pero esta es su avodá – recordar quien dirige el mundo diariamente, aún en las cosas más pequeñas. Cuando recordamos esto diariamente, con todos sus detalles, viviremos una vida de fe, una verdadera vida unidos y apegados a Hashem.

Profundicemos más en esta idea. Digamos que preguntamos una persona que está a punto de comprar una mesa, sillas, o algo similar: “¿Cree usted que realmente controla la decisión de qué tipo de mesa comprará, o cree claramente que la decisión no depende en absoluto de usted, sino que eso fue decretado por Hashem?”. Pareciera que la mayoría de las personas, conocen la verdad de que ellas realmente no tienen la capacidad de determinar que mesa comprarán. Sin embargo, esto sólo está en su mente. No sólo está lejos del corazón, sino que ni siquiera está en nuestro consciente, y la persona no lo piensa, ni lo medita como algo natural.
La avodá de la persona es entrenarse a pensar ante los actos pequeños, como la compra de una mesa, o sillas, y no correrá a la tienda sin pensar, sino que se detendrá y pensará un poco, meditando lo que está a punto de hacer. Considere si usted fuese quien decide lo que logrará en el acto que está a punto de realizar. Hable con Hashem sinceramente, después de pensarlo, y dígale: “Ribono Shel Olam (Amo del Universo), tengo pleno conocimiento que al comprar una mesa, no controlo en absoluto cual voy a comprar, sino que todo está decretado por Ti. (Sin embargo, mediante la plegaria la persona ciertamente puede realizar algunos cambios, como explicaremos ampliamente más adelante, con la ayuda de D-s).

De este modo, la persona debe entrenarse gradualmente en cada detalle de su vida, cuando está por comprar o hacer algo, pensar y ver si el asunto realmente está, o no bajo su control, inculcando así en su interior los fundamentos de la fe simple y pura, especialmente que existe un D-s único, Amo del Universo, Quien es el único que determina todo. (La única excepción a esto es el temor al Cielo, como dijeron Jazal: “Todo está en manos del Cielo, salvo el temor al Cielo”. [Berajot 33b] Durante largo tiempo debemos acostumbrarnos a realizar cada acto con fe, conectando de este modo, todas nuestras acciones al Amo del Universo. Nuestra vida estará plena de fe, y todos nuestros actos estarán apegados al D-s Único, y mediante el hábito lograremos hacerlo con naturalidad, adquiriéndolo realmente en nuestra alma, con fe simple y pura, y se arraigará muy profundamente dentro de nosotros.

Extraido de Construyendo un Santuario en mi corazón

Rav Itamar Schwartz

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