Analizándose
La Fe
La Fe [Emuná] y la Confianza [Bitajon]
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Emuná [fe] la conexión con la verdad

Selección extraída del libro «Bajo la Mesa..y Cómo Subir de Allí» por Avraham Greenbaum, © Breslov Research Institute.

La luz de la Torá se halla cubierta en este mundo por muchos velos. Su sabiduría se encuentra en forma de opacas historias y proverbios, repletos de misteriosos símbolos. A veces, sus enseñanzas están más ocultas, y parecen tener poca relación con el mundo cotidiano, tal como lo conocemos.

Mientras que algunas de las mitzvot parecen comprensibles en términos del sentido común: ama a tu prójimo, persigue la justicia, y así por el estilo, otras en cambio, son absolutamente inentendibles. Por ejemplo, no parece haber ninguna diferencia, en cuanto a la salud física se refiere, que los alimentos consumidos por las personas sean kosher o no. ¿Por qué está permitido arrastrar pesados muebles dentro de la casa en Shabat, mientras que está prohibido accionar el interruptor de la luz? Y no es el menor de los velos que cubren la luz de la Torá las dudas y preguntas que la gente tiene sobre ella. ¿Es válida? ¿Es relevante? ¿Es verdadera? ¿Puede comprobarse?

Bajo la mesa, el Príncipe sólo ve al mundo que lo rodea como un mundo Pavo. Desde su desventajoso punto de vista nada puede ver de la corte real, excepto un aspecto parcial y distorsionado, que en sí no tiene ningún sentido. Ahora bien supongamos que alguien de la corte descendiera hacia donde él está e intentara explicarle el significado real de todos esos zapatos y piernas que lo rodean, y lo inferior que son sus alimentos, las migajas y huesos, comparados con las delicias servidas en la mesa. ¿Le creería el Príncipe? ¿Y qué podría decirle el cortesano salvo: «Póngase las ropas y suba, y lo verá por usted mismo?»

La Torá es la clave del orden entero de la creación. Pero este orden es tan abrumadoramente grande que, desde nuestro desventajoso punto de vista en este oscurecido mundo, difícilmente podemos captar siquiera un atisbo de él. Dado que este mundo fué hecho de manera equívoca, no podemos inferir a partir de cómo aparecen las cosas aquí, una evidencia irrefutable de un orden superior. Por el contrario, muchas veces se muestra como altamente plausible la explicación dada por aquellos sistemas de creencias que proclaman la inexistencia de un orden superior, y que definen al hombre como sólo un animal más complejo. Mientras estemos en este mundo, no podremos tener una comprensión del orden de la creación mediante un claro conocimiento de la verdad. Nuestra conexión con la verdad sólo puede ser establecida a través de Emuná, fe.

Emuná implica más que una mera creencia intelectual en la existencia de Dios. Es primero, y por sobre todas las cosas, una aceptación de nuestras propias limitaciones, dentro de un universo que nos confronta con misterios que no podemos desentrañar. Emuná se funda en ese sentimiento intuitivo más profundo que nos dice que hay algo grande y maravilloso respecto de la vida. Emuná es la aceptación de la sabiduría superior de la Torá, sin pedir pruebas. Es una afirmación de Dios y de la voluntad de alcanzarlo en todos los niveles de nuestro ser: en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.

Aquellos que se sientan a la mesa ven al rey en todo su esplendor, conversan con él y participan en la vida de la corte y del reino. Sentarse a la mesa real simboliza una conexión intima con Dios. Pero la conexión definitiva con Dios se dará en el tiempo de la recompensa, en el Mundo que Vendrá. Emuná hace que el camino de la Torá sea un camino de constante profundización en la conexión y asociación con Dios, inclusive en Este Mundo. Con Emuná hasta Este Mundo se transforma en la mesa real.

Avraham Greenbaum

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